Hola a todos.
Hoy domingo, último
día de la Semana Santa, mirando como casi siempre las previsiones del tiempo para buscar el mejor destino posible para un
día nublado con probabilidad de lluvia y escaso viento, pensé dedicarlo a las orquídeas,
otra flora o insectos. Pero como la primavera, en cualquier momento te puede
dar una sorpresa, no dude en echar el equipo macro y el equipo de teleobjetivo
con todo lo que conlleva.
Más de una vez he perdido una buena imagen, por no echar el
parte del equipo, aunque no siempre
puedo cargar con todo lo que tengo, mi espalada no puede ya con tantas mochilas
y siempre tengo que prescindir de objetivos y cachivaches.
Llego al lugar elegido, monte mediterráneo, donde sé, por experiencia, que buscando y mirando bien se pueden
encontrar gran variedad de orquídeas y flora como peonías, jaras, etc.
Una suave lluvia no me impide buscar entre los claros y
praderas, mientras a lo lejos se escucha cantar al pito real, la abubilla, los
numerosos ruiseñores comunes y como no, el inconfundible canto del cuco.
Prismáticos en mano observo el ir y venir de un individuo. Su vuelo desde un
gran árbol a la punta de una retama y viceversa. Ya tenía bien estudiado su
comportamiento de otros años, de tantas veces que he intentado pillarlo y los
resultados no han sido los deseados.
Me olvide de la flora, las aves son como una droga y esta
oportunidad no se podía dejar escapar. Busque un lugar donde disimular el hide
y colocar un posadero con un buen fondo. Todo era rápido, sin tiempo que perder,
la lluvia no dejaba de caer y me hacía
duda si lo montaría para nada, pero al final obtuve una muy buena recompensa.
Ahí está el pájaro deseado desde hace tanto tiempo, cantando
y mirándome a la vez.